Achira y Mauka

Achira (Canna edulis)

La perenne achira procede de la misma familia que produce los exuberantes y vistosos lirios de canna que se encuentran en las florerías y jardines de todo el mundo. También conocida como canna comestible o arruruz de Queensland, fue un alimento básico de los antiguos peruanos.

Las flores varían en color, desde el rojo hasta el anaranjado amarillento. Hay de 30 a 60 especies en América y Asia, la mayoría de las cuales producen rizomas carnosos y almidonados pero de éxito variable. Las semillas necesitan escarificación (ablandamiento de su tegumento sea físicamente o mediante medios químicos) con el fin de que absorban agua más fácilmente para poder germinar.

Los rizomas carnosos tradicionalmente son horneados en hornos de barro, y también se usan para producir una harina almidonada para preparar panes y galletas, y espesar bebidas y sopas.

La raíz de la achira tiene los gránulos de almidón más grandes que se han llegado a determinar en un vegetal, visibles a simple vista. La particular composición de este almidón de alto valor permite su extracción de forma fácil y económica, utilizando equipo de fabricación casera. Es este almidón industrial el que proporciona una importante fuente de ingresos para las comunidades andinas, donde constituye el principal cultivo comercial de algunos pueblos.

La achira está ganando una gran popularidad en Colombia, donde viene creciendo la demanda de galletas elaboradas con esta raíz. En Vietnam, se han sembrado aproximadamente 30,000 hectáreas destinadas a la elaboración de apreciados fideos gourmet.

Mauka (Mirabilis expansa)

Los científicos creían que esta colorida raíz había desaparecido. Aunque la especie había sido descrita desde 1794, permaneció en la oscuridad hasta 1965, cuando fue redescubierta en una remota comunidad rural de Bolivia.

Actualmente pocos campos permanecen sembrados con mauka y prácticamente no se han llevado a cabo estudios científicos sobre este cultivo que se reproduce fácilmente a través de semillas y es apto para mejoramiento clásico.

Alta en proteínas, calcio y fósforo, la mauka proporciona abundantes tallos suculentos y comestibles. Las raíces de preferencia son cocinadas y consumidas después de varios días de exposición al sol, un tratamiento que disminuye el ligero sabor amargo que tienen cuando son recién cosechadas. A veces, las raíces cosechadas se dejan en el suelo por una semana para concentrar su contenido de azúcar.

 

 

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