Selección Varietal Participativa Acorta las Distancias para el Lanzamiento Nacional de Papas Biofortificadas

Donantes: Unión Europea, CGIAR Trust Fund contributors contributors a través de los Programas de Investigación del CGIAR en Raíces, Tubérculos y Bananas (RTB) y Agricultura para la
Nutrición y la Salud (A4NH) y HarvestPlus

Países: Perú, Etiopía, Ruanda, Bután, Nepal

En mayo de 2017, agricultores indígenas de cinco comunidades rurales del distrito de Yauli, de la Región Huancavelica, Perú, cosecharon sus campos sembrados con 17 clones de papa con niveles incrementados de hierro y zinc, desarrollados por el CIP como parte de su misión para reducir la desnutrición. Mientras sus familias terminaron consumiendo la mayoría de esas papas coloridas, los agricultores guardaron los tubérculos que colectivamente determinaron eran los siete mejores clones para sembrarlos cuando se reanudaran las lluvias en noviembre, como parte de un proceso de selección varietal participativa para escoger las mejores candidatas para ser liberadas como nuevas variedades en el Perú, basándose en las opiniones de agricultores y consumidores.

Esas papas son el resultado de casi 15 años de trabajo del CIP y sus socios locales. El proceso comenzó con el análisis en laboratorio de aproximadamente 200 Variedades nativas andinas, de las cuales se identificaron 16 con niveles relativamente altos de hierro, zinc y vitamina C. Después, los mejoradores del CIP pasaron una década cruzando esas papas nutritivas y seleccionando a sus descendientes con niveles aún más altos de hierro y zinc, proceso conocido como biofortificación. Los clones resultantes tienen entre 40 y 80 por ciento más de hierro y zinc que las variedades sembradas comúnmente, lo que significa que tienen el potencial de hacer una contribución significativa para reducir la malnutrición por carencia de micronutrientes.

La selección varietal participativa permite que las mujeres y hombres del campo escojan sus variedades de papa candidatas para su lanzamiento nacional.
Las papas biofortificadas que se están cultivando en Huancavelica, Perú, son resultado de cruzamientos entre variedades nativas con niveles elevados de hierro y zinc.

Se estima que 1.6 mil millones de personas en todo el mundo sufren deficiencia de hierro y zinc, especialmente infantes y mujeres en edad fértil, y los casos severos pueden causar retraso en el crecimiento infantil, dificultar el desarrollo mental, aumentar la susceptibilidad a infecciones y la mortalidad materna. Según un estudio del gobierno peruano, un tercio de los niños menores de cinco años de la región de Huancavelica sufren de malnutrición crónica de micronutrientes y el 40 por ciento tiene anemia. La malnutrición también es común entre las mujeres en edad reproductiva de esa región.

Con apoyo de la Unión Europea y del CGIAR Trust Fund contributors, a través de los programas de investigación A4NH y RTB, el CIP ha podido lograr papas biofortificadas para los agricultores de las tierras altas del Perú y de otros países donde es común la malnutrición por carencia de micronutrientes. Para Gabriela Burgos, bióloga y nutricionista del CIP, “estas papas tienen un gran potencial para reducir la anemia porque también contienen altos niveles de vitamina C, lo que facilita la absorción del hierro, y bajos niveles de fitatos, que inhiben la absorción del hierro”.

El CIP se asoció con el Grupo Yanapai una organización peruana sin fines de lucro, para coordinar la selección varietal participativa de las papas biofortificadas por parte de los agricultores de Huancavelica, y para brindar educación nutricional con el fin de que las familias locales diversifiquen sus dietas, una estrategia usada frecuentemente por el CIP y sus socios. La Directora Ejecutiva del Grupo Yanapai, Maria Scurrah, indica que las mujeres locales han comenzado a cultivar huertos de hortalizas y ahora alimentan a sus hijos con más proteínas animales. Señala que esas familias comen mucha papa y les gustan los clones biofortificados porque lucen y saben igual que las variedades nativas que cultivan tradicionalmente.

Alicia Azorsa, quien sembró las siete variedades seleccionadas en su pequeña finca del pueblo de Castillapata, Huancavelica, cuenta que ella y su hija Luz las comen diariamente. “Nos gustan mucho estas papas porque protegen a nuestros hijos y a nosotros contra las enfermedades. También son deliciosas”, afirma con una sonrisa.

La bióloga y nutricionista del CIP Gabriela Burgos con niños de una de las comunidades peruanas que están cultivando, consumiendo y evaluando las papas biofortificadas.
Los mejoradores del papa del CIP Elisa Salas y Walter Amorós comienzan a evaluar los clones biofortificados a medida que se cosechan.

El científico del CIP Thomas zum Felde dice que el Centro junto con sus socios locales también han organizado la selección varietal participativa de clones de papa biofortificados con agricultores de Etiopía y Ruanda, y que el CIP está trabajando con sus socios en Bután y Nepal para hacer lo mismo. Añade que a pesar de que estos pequeños y coloridos clones son muy diferentes a las papas que se cultivan en África y Asia, les han gustado a los agricultores africanos que las han probado. Paralelamente, el CIP está desarrollando la capacidad de los socios regionales en África y Asia para llevar a cabo análisis de laboratorio de los niveles de hierro y zinc, como preparación a la incorporación de papas biofortificadas en los programas de mejoramiento y a los esfuerzos de escalamiento en esas regiones.

Si bien las papas biofortificadas cultivadas actualmente por los agricultores son bastante nutritivas, tienen menores rendimientos y son menos resistentes que otras variedades mejoradas. Los mejoradores del CIP han pasado los últimos seis años cruzándolas con los parientes de las poblaciones avanzadas de mejoramiento del CIP, lo que ha dado lugar a una nueva población de clones biofortificados con rendimientos mucho más altos, así como resistencia al tizón tardío y enfermedades virales. Los ensayos de campo en diversas locaciones y la selección varietal participativa de este segundo conjunto de clones biofortificados comenzaron en el Perú a fines de 2017, en asociación con el Instituto Nacional de Innovación Agraria, y debería tomar dos o tres años hasta resultar en una variedad lanzada a nivel nacional. Plantas in-vitro de esos clones se han enviado también a Etiopía, Ruanda, Bután y Nepal para ser probadas localmente.

“Somos pioneros en la biofortificación de papa”, observa Walter Amorós, mejorador de papa del CIP. “Hemos logrado mucho, pero necesitamos seguir aumentando los niveles de micronutrientes y otras características deseables de estas papas”.