Un enfoque de sistemas alimentarios para ciudades sostenibles y resilientes

Huerto de azotea en Lima Metropolitana

La urbanización y la agricultura evolucionaron juntas, pero a medida que crecían las ciudades, la distancia entre las poblaciones urbanas y las tierras agrícolas de las que dependen también han crecido, aumentando el riesgo de la inseguridad alimentaria, el costo y la huella de carbono de cada caloría. Además, para muchos que viven en áreas urbanas la comida nutritiva es un lujo, y debido a la pandemia, los conflictos y otras crisis, la situación ha empeorado.

Es probable que tales dilemas se intensifiquen a medida que avance la urbanización, ya que se espera que dos tercios de la población mundial sea urbana para 2050, lo que generará desafíos y oportunidades. Los gobiernos y la sociedad civil están tratando de dar soluciones a estos desafíos, y la Iniciativa de Investigación de CGIAR sobre Ciudades Resilientes tiene como objetivo informar y fomentar soluciones y extraer lecciones de tales esfuerzos en seis ciudades de África, Asia y América Latina.

Una de esas ciudades es Lima, Perú, un país donde se implementarán siete iniciativas de investigación de CGIAR durante los próximos tres años. Una metrópolis extensa en el desierto costero entre las estribaciones de los Andes y el Océano Pacífico, Lima alberga a casi 11 millones de personas, al menos ocho millones de las cuales sufren con la inseguridad alimentaria a menudo. Durante siglos Lima fue un gran oasis agrícola atravesado por canales de irrigación que conducían el agua de varios ríos. Pero alrededor del 75 por ciento de esas tierras agrícolas se han urbanizado y millones de residentes de Lima viven en asentamientos en las laderas de los cerros o en el desierto, muchos de los cuales carecen del servicio de agua.

“Lima se ha convertido en una ciudad muy desafiante. Sin embargo, cuenta con instituciones y personas dedicadas a las soluciones. Tenemos problemas, pero también tenemos oportunidades gracias a las instituciones y organizaciones que trabajan por un cambio positivo”, dijo Willy Pradel, economista del Centro Internacional de la Papa (CIP) y punto focal de la Iniciativa Ciudades Resilientes en Perú.

Pradel explicó que el CIP está colaborando con programas gubernamentales, organizaciones internacionales y no gubernamentales (ONG), universidades y empresas para brindar apoyo de investigación para el desarrollo de innovaciones. Los objetivos incluyen revitalizar la agricultura urbana y periurbana, ayudar a mejorar el acceso a alimentos saludables asequibles en pobres vecindarios, mitigar los riesgos para la salud humana y ambiental, fomentar la sostenibilidad y catalizar oportunidades económicas inclusivas.

Pradel señaló que Lima ya es líder en áreas como los mercados de agricultores orgánicos, que se realizan en muchas partes de la ciudad, y la participación del municipio en acuerdos internacionales para hacer las ciudades más sostenibles. Un ejemplo de ese liderazgo es el Consejo del Sistema Alimentario de Lima, CONSIAL, y un actor clave para la Iniciativa que incluye representantes de gobiernos municipales y centrales, organizaciones locales e internacionales y universidades.

“Nuestro objetivo es mejorar el acceso a los alimentos, para garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición. Una forma en que lo hemos hecho es a través de decretos de apoyo a los mercados y la agricultura urbana y periurbana”, explicó Katya Bullón, miembro de la Secretaría Técnica de CONSIAL. “Hay mucha sinergia entre CONSIAL y la Iniciativa de Ciudades Resilientes”, agregó.

Un vecindario pobre de Lima Metropolitana

Otro actor clave para la Iniciativa es Lima 2035, una organización creada por un grupo diverso de profesionales, incluidos científicos del CIP, para hacer de Lima una ciudad más verde, resiliente e inclusiva.

Otro involucrado es Incubagraria, la incubadora de empresas de la Universidad Nacional Agraria, que ha apoyado el desarrollo de más de 50 empresas, el 85 por ciento de las cuales están dirigidas por mujeres y todas de las cuales han demostrado un impacto ambiental positivo.

“Las innovaciones siempre han ocurrido en las ciudades y hay mucha esperanza y actividad en Lima y en otras ciudades para demostrar cómo la investigación y la ciencia pueden apoyar la innovación”, dijo el investigador del CIP Simon Heck, líder de la Iniciativa de Ciudades Resilientes a nivel global. “La urbanización debe convertirse en una herramienta para lograr sistemas alimentarios sostenibles”, dijo.

Hugo Campos, Director General Adjunto de Investigación y Desarrollo del CIP, observó que esta iniciativa contribuirá a uno de los principales objetivos del CIP, de mejorar la calidad de vida de las personas.

“Para los millones de limeños que viven por debajo del umbral de la pobreza y gastan gran parte de sus ingresos en alimentos, un mejor acceso a alimentos nutritivos asequibles puede mejorar su calidad de vida”, dijo Campos. “Al mismo tiempo que mejoramos la calidad de vida de los limeños, queremos generar lecciones que se puedan aplicar en otras ciudades para beneficiar a sus poblaciones”, agregó.

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