Innovación científica del CIP hará posible cultivar papa ahorrando agua

David midiendo fotosíntesis en papa en el CIP

Permitirá cultivar papa en zonas áridas con uso efectivo del agua y manteniendo productividad. 

 Frente al gran desafío que significa producir papa en zonas áridas, el Centro Internacional de la Papa (CIP) está trabajando simultáneamente en dos frentes. La primera línea de estudio es una técnica denominada Secado Parcial de Raíces (o PRD por sus siglas en inglés), mientras que el segundo tema de investigación está relacionado a la planificación de cuándo y cuánto regar basándose en el estado fisiológico del cultivo.

Estos avances tecnológicos son particularmente importantes en el actual contexto de cambio climático, que amenaza con intensificar los periodos de sequía en muchas partes del mundo en desarrollo, donde la papa constituye no solo el sustento de millones de familias sino una fuente importante de generación de ingresos.

El PRD consiste básicamente en regar la mitad del sistema de raíces de un campo de cultivo mientras que la otra mitad se deja secar. Después de cierto período de tiempo, se riega la mitad que no se irrigó, mientras que la otra mitad húmeda se deja secar.

Este método promueve la síntesis de Ácido Abscísico (ABA) en la zona de raíces en la sección seca del suelo. El ABA es la hormona responsable de la inducción de la tuberización y del cierre de los estomas o poros de las hojas que llevan a cabo el proceso de transpiración.

“El juego está en conocer cuándo llevar a cabo la alternancia del riego de un surco a otro, cuándo iniciar/finalizar el tratamiento del PRD y qué intensidad de restricción hídrica es la máxima soportable por el cultivo para no afectar la asimilación del carbono”, explica David Ramírez, científico del CIP y líder del Laboratorio de Ecofisiología de Cultivos y Modelación, quien reconoce que aún queda mucho por investigar al respecto.

Esta técnica permite un ahorro de entre 30 y 50 por ciento de agua sin afectar significativamente el rendimiento de los tubérculos, según ensayos de campo realizado por el CIP en Perú, China, Uzbekistán y Etiopía.

Cuándo y cuánto regar

El segundo tópico de investigación está relacionado al establecimiento de los calendarios de riego mediante la incorporación de algunas variables fisiológicas relacionadas al estatus hídrico del cultivo (descriptores fisiológicos). La finalidad es establecer momentos de riego que permitan una optimización del uso de agua bajo condiciones de déficit hídrico así como también en contextos de disponibilidad de agua,  que ayuden a identificar aquellos períodos en los que las plantas bien irrigadas sean abastecidas con la cantidad requerida para lograr mayores rendimientos.

Uno de los descriptores fisiológicos más aceptados es el que está relacionado al comportamiento de los poros o estomas de las hojas (conductancia estomática): mientras más transpiran las plantas mayor será la fijación de carbono al extenderse la actividad de fotosíntesis, y mayor será el rendimiento.

“Si las plantas se encuentran funcionando bien, la cantidad de agua que se pierde por transpiración por los estomas se refleja en una reducción de la temperatura de las hojas, de manera  similar a lo que ocurre con nosotros: mientras más transpiramos, más nos refrigeramos”, explica Ramírez.

Cuando el agua empieza a escasear, los estomas se cierran y, por lo tanto, la temperatura de las hojas aumenta. La utilización de cámaras térmicas comerciales capaces de estimar temperaturas a distancia por medio de la captación de radiación infrarroja, puede ser una buena alternativa para establecer el estado hídrico de un cultivo y podrían ayudarnos a determinar cuándo debemos regar y establecer calendarios de riego, complementa Ramírez.

El CIP viene trabajando esta investigación a través del proyecto “Uso efectivo del agua en el cultivo de papa en zonas áridas: Mejorando el manejo del riego mediante el monitoreo del estatus hídrico para enfrentar al Cambio Climático”, financiado por el Banco Mundial a través del Programa Nacional de Innovación Agraria (PNIA), y ejecutado conjuntamente con la Universidad Nacional Agraria La Molina.

El objetivo general del proyecto es establecer parámetros fisiológicos basados en modelamientos computarizados de diversos escenarios, con el fin de brindar mejores herramientas para la toma de decisiones sobre el riego de papa bajo diferentes condiciones hídricas.

El cultivo de papa requiere entre 3500 y 6500 m3 de agua por hectárea, por lo que encontrar métodos que ayuden a aumentar la eficiencia en el uso del agua sin afectar la productividad del cultivo es bastante urgente. Se estima que para el año 2050 seremos 19 mil doscientos millones de personas en el mundo, lo que cual aumentará el requerimiento hídrico en 3 veces más al que tenemos ahora, reflexiona el especialista.

“En el contexto del Día Internacional del Agua, que llama la atención sobre este acuciante problema que confronta la humanidad y que se irá agravando conforme crezca la población y se acentúe el cambio climático, creemos que proyectos como los descritos, contribuyen decididamente a encontrar soluciones, demostrando que la ciencia tiene un rol muy importante que cumplir en el desarrollo”, concluye Ramírez.

FIN.

keyboard_arrow_up