Las tecnologías innovadoras y los mercados dinámicos pueden ofrecer oportunidades agroempresariales a las mujeres y jóvenes; a los consumidores un mejor acceso a alimentos nutritivos; y ayudar a los agricultores a adaptarse y mitigar el cambio climático.

Estas oportunidades vienen con retos. Llegar a los límites ambientales de nuestro planeta significa que tendremos que producir más con menos en el futuro. Ninguna fuente alimentaria tiene todas las soluciones. Pero al ser el tercer y sexto cultivo alimenticio más importante en términos de consumo humano, la papa y el camote, respectivamente, pueden cumplir un papel central al contribuir a transformar los sistemas globales de alimentos.

El camote tiene una capacidad comprobada de ayudar a la reducción de la deficiencia de vitamina A, una de las formas más dañinas de malnutrición que afecta a los niños menores de 5 años en África y Asia. Consumida por más de mil millones de personas en todo el mundo, la papa contribuye a generar ingresos y bienestar a decenas de millones de pequeños agricultores y empresas. Las nuevas variedades de papa y camote tolerantes al calor y las sequías están ayudando a los agricultores a adaptarse a los estragos del cambio climático. Las papas de maduración precoz proporcionan más flexibilidad para el cultivo, pudiendo crecer durante los periodos de barbecho de los sistemas basados en cereales, con lo cual alivia la presión de escasez de tierras y recursos hídricos, mejora los ingresos de los agricultores, y contribuye a la intensificación y diversificación de los sistemas agroalimentarios.

En la búsqueda de un mundo saludable, inclusivo y resiliente a través de los sistemas agrícolas de raíces y tubérculos, el Centro Internacional de la Papa (CIP) trabaja en estrecha colaboración con una serie de socios nacionales e internacionales para proporcionar evidencia a los tomadores de decisión, facilitar la adopción a escala de prácticas con base científica y crear capacidades para las principales partes interesadas. Nuestros resultados: la evidencia científica, las tecnologías probadas y las vías para el desarrollo, contribuyen a satisfacer siete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.

Entre 2013 y 2018, la investigación para el desarrollo realizada por el CIP y sus socios ha beneficiado a más de siete millones de hogares. Este informe brinda ejemplos de cómo el CIP y sus múltiples socios están ayudando a cumplir con ODS específicos. Estos incluyen: desarrollo de nuevas oportunidades para los agricultores en Asia; aprovechamiento de mercados en Kenia; mejor seguridad alimentaria y nutricional en Malawi; protección y uso de la agrobiodiversidad en Perú; y mejoramiento climáticamente inteligente del camote en África.

Mediante el desarrollo, diseminación y promoción de variedades biofortificadas de camote de pulpa anaranjada, el trabajo dirigido por el CIP ha establecido este cultivo como una fuente alimenticia nutritiva, sostenible y rentable. Al trabajar con grandes procesadores de alimentos y comerciantes de raíces frescas en África, también hemos facilitado el desarrollo de nuevas cadenas de valor del camote y oportunidades de generación de ingresos para las mujeres y la gente joven. Nuestra investigación adaptativa sobre el manejo de semilla de papa de calidad, cultivos integrados, poscosecha y enfoques de cadenas de valor ha ayudado a aumentar significativamente los rendimientos e ingresos de los agricultores en África, Asia y América Latina.

Los sistemas agrícolas y de producción dinámicos y altamente heterogéneos en todo el mundo requieren nuevos enfoques. Para mejorar nuestra capacidad de entregar soluciones innovadoras con base científica, el CIP revisó su estrategia corprativa en respuesta a las necesidades globales cambiantes y las prioridades del desarrollo. En los próximos cinco años, guiará nuestros esfuerzos para llegar a más de 10 millones de hogares con tecnologías innovadoras para mejorar los resultados nutricionales, fomentar el empleo y el crecimiento empresarial, e impulsar la resiliencia climática.

Todos estos logros han sido posibles gracias a la generosidad de nuestros donantes, la dedicación y pasión de nuestro personal y socios, y la fortaleza de nuestras asociaciones de sistemas agroalimentarios de ancha base. El centro de nuestras asociaciones ha sido el Programa de Investigación del CGIAR en Raíces, Tubérculos y Bananas (RTB). Un esfuerzo verdaderamente colaborativo, reconocido por sus logros en la investigación, el RTB demuestra cómo las inversiones focalizadas en la investigación para el desarrollo pueden contribuir a entregar soluciones innovadoras para los desafíos más apremiantes del mundo.


Barbara H. Wells
Directora General


Rodney Cooke    
Presidente de la Junta Directiva