Papas Silvestres

Salvaguardan la agrobiodiversidad del Perú para las futuras generaciones

La papa tiene 155 parientes silvestres que crecen en variados ecosistemas de América, desde los bosques de neblina de las tierras altas hasta los desiertos costeros, donde han evolucionado para resistir enfermedades y condiciones adversas.

La mayoría de esas especies producen tubérculos pequeños, no comestibles, pero su diversidad genética ofrece oportunidades para crear papas más resistentes. Sin embargo, a medida que los científicos intentan aprovechar ese potencial, muchas papas silvestres están amenazadas por la expansión de la agricultura, la industria y la infraestructura, la creciente urbanización y los climas cambiantes.

Durante mucho tiempo los mejoradores de cultivos del Centro Internacional de la Papa (CIP) han usado las especies silvestres para mejorar las variedades de papa. Hace cuatro años comenzaron a cruzar papas silvestres y cultivadas para producir progenies que combinen la tolerancia al calor y a la sequía con la resistencia a las enfermedades más importantes que afectan al cultivo, amenazas que aumentarán conforme avance el calentamiento global. La conservación de nuestra agrobiodiversidad se vuelve cada vez más urgente a medida que la pérdida de diversidad disminuye nuestro potencial de adaptación al cambio climático.

Para garantizar que se conserve suficiente diversidad de papa silvestre para las necesidades actuales y futuras, el CIP y el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) de Perú realizaron una serie de viajes de recolección en 2017-18 para llenar los vacíos genéticos de la colección del banco de germoplasma del CIP.

Los científicos se aventuraron en un amplio recorrido por el centro de la diversidad de papa del Perú, que tiene 80 especies de papa silvestre y aproximadamente 3,000 variedades locales cultivadas. Recolectar 337 muestras de 45 especies con frecuencia significó desenterrar y transferir plantas a invernaderos para que produjeran flores, tubérculos y semillas para su preservación a largo plazo. El banco ahora custodia para la humanidad 2,338 accesiones de 140 especies silvestres de papa usando las últimas tecnologías.

Las expediciones de recolección fueron organizadas por el ex jefe del banco de germoplasma del CIP, David Ellis, con Cinthya Zorrilla y Rosa Angélica Sánchez, del departamento de recursos genéticos y biotecnología del INIA. Ellos aprovecharon el conocimiento de Alberto Salas, agrónomo ya jubilado del CIP, que recolectó parientes de papa silvestre en 16 países y descubrió alrededor de 20 especies.

“El potencial de los parientes silvestres es inmenso. Tienen resistencia genética a las enfermedades que afectan a la papa, así como tolerancia a las heladas, calor o sequías”, precisa Alberto.

Señala que las especies de América Central y México tienen alta resistencia al tizón tardío —la enfermedad más destructiva de la papa— mientras que las nativas de la región costera seca del Perú son tolerantes a las sequías y los suelos salinos.

Si bien algunos de esos atributos se han transferido con éxito a las variedades de papa cultivadas, las muchas diferencias que existen entre las especies de papas silvestres y las comestibles presentan desafíos para los cruzamientos. Las papas silvestres también tienen algunos atributos indeseables, como su amargor, que a menudo se transfieren a las papas cultivadas en los cruces iniciales y tienen que ser removidos en los cruzamientos y selecciones posteriores. En 2018, los investigadores evaluaron la resistencia a las enfermedades por parte de las especies silvestres y los híbridos producidos por los primeros cruces. También empezaron a trabajar con los agricultores peruanos para seleccionar las mejores de esas papas en cuanto a producción y sabor, para su posible liberación como variedades en el Perú y para compartirlas con los programas de mejoramiento de África y Asia.

Estos esfuerzos deben dar como resultado el lanzamiento de variedades de papa climáticamente inteligentes en los próximos años, pero solo han involucrado a una pequeña fracción de las especies de papa silvestre preservadas en los bancos genéticos. Evaluar y aprovechar la diversidad genética de estas especies, la mayoría de las cuales apenas han sido estudiadas, podría ser la clave para permitir que las futuras generaciones de cultivadores de papa superen retos ambientales que difícilmente podemos imaginar hoy en día. La papa y sus parientes silvestres tienen un gran potencial sin explotar para mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición en el futuro cercano y distante.

Financiadores: Agencia Noruega para la Cooperación al Desarrollo (a través del Global Crop Diversity Trust); Fondo para el Desarrollo Internacional de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo.

Socios principales: Instituto Nacional de Innovación Agraria, Perú; Global Crop Diversity Trust; Jardines Botánicos Reales, Reino Unido.

Programas Asociados de Investigación del CGIAR: Raíces, Tubérculos y Bananas; Plataforma de bancos de germoplasma.