Alimentación del futuro será silvestre

El cambio climático está dificultado que los agricultores produzcan suficientes alimentos para sus familias. Una nueva variedad de papa llamada CIP-Matilde, desarrollada por el Centro Internacional de la Papa (CIP) con apoyo del Crop Trust, es el ejemplo más reciente del uso de los parientes silvestres de los cultivos para adaptar nuestra agricultura a las nuevas amenazas.

Las papas se cultivan en todo el mundo y en casi todos los lugares donde se siembran están amenazadas por el tizón tardío, una enfermedad transmitida por el viento que puede destruir un campo del cultivo en cuestión de semanas.

Aunque esta enfermedad es controlada ampliamente con agroquímicos, millones de agricultores no pueden permitirse adquirirlos o aplicarlos con la frecuencia requerida, lo que da lugar a pérdidas de aproximadamente USD 14 mil millones anuales del cultivo, especialmente en los países en desarrollo.

Sin embargo, los agricultores peruanos pronto tendrán una nueva opción para enfrentar esta devastadora enfermedad pues el CIP se prepara a lanzar una variedad de papa con una resistencia casi total. Esta nueva papa, llamada CIP-Matilde, es resultado de un esfuerzo de mejoramiento que cruzó papas silvestres con papas cultivadas para producir tubérculos comercialmente viables capaces de resistir al tizón tardío.

Es el resultado de un esfuerzo a largo plazo para preservar, estudiar y usar en el mejoramiento los parientes silvestres de papa, apoyado por el Crop Trust a través de su Proyecto de Parientes Silvestres de los Cultivos, una iniciativa global para adaptar la agricultura al cambio climático. El proyecto pone todos sus productos a disposición de otras partes bajo las reglas del Tratado de Plantas, un acuerdo internacional para fomentar la conservación y el uso sostenibles de la diversidad de cultivos.

“La liberación de esta variedad es un hito importante para el proyecto”, dice el científico Benjamin Kilian, director del Proyecto Parientes Silvestres de los Cultivos. “Espero que también lo sea para muchos agricultores”, añade.”

A los investigadores del CIP les quedó muy claro que los agricultores necesitaban una solución para el tizón tardío cuando constataron los daños que causaba en los campos de papa de zonas a gran altitud de los Andes que antes estaban libres de la enfermedad. En las zonas de montaña donde las condiciones de humedad facilitan la propagación del tizón tardío, los agricultores de papa tienen que aplicar fungicidas entre cuatro a seis veces al mes o se arriesgan a perder sus cultivos. Los científicos prevén que el riesgo aumentará a medida que el cambio climático transforme las condiciones climáticas.

“El tizón tardío puede destruirlo todo. Te puede dejar sin lo suficiente para comer, vender, ni siquiera para usarlo como semilla”, subraya el agricultor Rolando Papuico, quien cultiva papas cerca de la ciudad andina de Huancayo, Perú.

Se bautizó a la nueva variedad como CIP-Matilde en honor a la científica Matilde Orrillo, pionera en el uso de especies silvestres en el mejoramiento de papas en los años 80. En evaluaciones de campo en diez localidades, los rendimientos de CIP-Matilde fueron comparables a los de la variedad de papa Yungay, la más popular del Perú. Sin embargo, mientras que los campos sembrados con Yungay necesitaron aplicaciones regulares de fungicidas para evitar que fueran devastados por el tizón tardío, CIP-Matilde creció bien sin ningún fungicida.

“El tizón tardío es un gran problema en mi área. Los agricultores que tienen dinero aplican mucho fungicida, pero los que tenemos que prescindir de ellos a lo mejor no cosechamos nada”, dice Mariluz Cárdenas, agricultora que vive cerca de Huancayo.

“Recomendaría Matilde a otros agricultores porque es resistente al tizón tardío, por lo que cuesta menos cultivarla”, agrega.

Al liberar a los agricultores peruanos de papa del costo y los riesgos de aplicar fungicidas, CIP-Matilde se constituye en un ejemplo del potencial de utilizar parientes silvestres de los cultivos para el mejoramiento de variedades climáticamente inteligentes, un enfoque que podría impulsar la producción de alimentos y la resiliencia de los agricultores.

A medida que el cambio climático aumenta el riesgo de enfermedades en los cultivos, los agricultores necesitan variedades más robustas, señala Kilian, de Crop Trust. Los resistentes primos silvestres de los cultivos pueden resultar útiles para esto. Los parientes silvestres de los cultivos han evolucionado para resistir condiciones adversas como el calor extremo y las sequías y, mediante un proceso llamado de premejoramiento, los científicos pueden transferir esos rasgos útiles a las variedades cultivadas. Es un proceso laborioso, pero los resultados lo valen.

“Una de las razones por la que esta iniciativa ha tenido tanto éxito es porque el CIP hizo participar a los agricultores en el proceso desde el principio”, indica Kilian.

Debido a que la mayoría de resultados de los cruces entre las papas cultivadas y sus parientes silvestres carecen de las características que agricultores y consumidores desean, se necesitaron años de evaluación en campo y laboratorio para eliminar las deficientes y seleccionar las pocas que tenían potencial comercial. El CIP se asoció en un proceso de “selección varietal participativa” con el Grupo Yanapai, organización peruana sin fines de lucro, y con más de 40 agricultoras y agricultores en dos regiones de los Andes centrales lo que dio como resultado una preselección de cinco variedades potenciales, a partir de las cuales los agricultores seleccionaron a CIP-Matilde.

Thiago Mendes, mejorador de papa del CIP, explica que CIP-Matilde es especialmente adecuada para crecer bajo las condiciones y preferencias de los consumidores de los Andes centrales del Perú, donde se le promoverá en los próximos años. Sin embargo, prosigue, esta y otras candidatas preseleccionadas podrían usarse como progenitoras en los programas de mejoramiento de otros países para el desarrollo de variedades adaptadas localmente y resistentes al tizón tardío. Precisa que al tiempo que se trabajaba para la liberación de CIP-Matilde, el CIP compartió papas resistentes al tizón tardío con sus socios nacionales en varios países africanos para que fueran usadas en el desarrollo de sus propias nuevas variedades.

“Estos progenitores potenciales para el mejoramiento se conservan en el banco de germoplasma del CIP, que puede compartirlos con un programa de mejoramiento de papa de cualquier país bajo el Tratado de Plantas para ser usados en el desarrollo de variedades resistentes al tizón tardío”, informa Mendes. “El tizón tardío es una de las principales preocupaciones de los agricultores de papa de muchos países, por lo que es extremadamente importante llevar esta resistencia a las líneas de mejoramiento para desarrollar variedades más resistentes”, remarca.

Este trabajo fue apoyado por el gobierno de Noruega a través de la iniciativa “Adaptación de la Agricultura al Cambio Climático: Recolección, Protección y Preparación de los Parientes Silvestres de los Cultivos”, gestionada por Crop Diversity.

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