Kampala, Uganda. En el inicio el consejo se dio cuenta de que la mayoría de nuestras leyes eran anticuadas. Queríamos hacer un proyecto pero estábamos obstaculizados por todas estas viejas leyes. Así que tomamos la decisión de revisar todas las leyes. Cada ministro tomó las leyes pertinentes para sus respectivos ministerios y salieron a recoger las opiniones de la gente, redactaron nuevas propuestas y posteriormente se las pasaron al alcalde.
Cuando me uní al ministerio, decidí que tenía que influir en la política. Uno de mis mandatos en el ministerio es ayudar a la gente en sus problemas y abastecerlos con alimentos frescos, que puedan usarlos para ganarse la vida. Kampala es una ciudad donde la gente puede ganarse la vida, donde la gente puede conseguir comida y donde la gente puede luchar contra la pobreza al menor costo. De manera que realmente siento que tengo que luchar hasta que gane.
Anteriormente la gente cultivaba en cualquier lugar sin orientación y no podíamos guiarlos como queríamos porque era ilegal. Así que ahora, una vez que se completaron las ordenanzas, podíamos decirles a los agricultores que se suponía que debían cultivar en lugares zonificados para agricultura, y no en otros sitios, y podíamos guiar esas zonas con la información de salud que recibíamos de los investigadores.
Al principio nuestro alcalde era tan negativo porque creía que cultivar en la ciudad no era un argumento suficientemente bueno, ¡pero ahora él es el principal defensor de la agricultura urbana que puedas encontrar en Africa!