Se estima que la población global superará los 9 mil millones en el año 2050. Tendremos que alimentar más gente con menos recursos y hacer frente a los desafíos del cambio climático. Una secuela del incremento de temperaturas es el aumento de las poblaciones de insectos y enfermedades que amenazan la productividad agrícola. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) califica a las plagas y enfermedades como la segunda amenaza más grande a la naturaleza debido a su severidad e impacto en la salud de la gente, animales, y plantas, la habilidad de generar ingresos y en la economía misma. Giovanna Müller, jefe de la Unidad de los laboratorios de ciencia y jefe interina de la unidad de cuarentena en el Centro Internacional de la Papa (CIP), comparte sus percepciones sobre el papel esencial del trabajo de sanidad vegetal para mitigar la diseminación de plagas y enfermedades y asegurar que los agricultores logren óptimas cosechas.
¿Qué papel juega el trabajo fitosanitario en la seguridad alimentaria?
La sanidad vegetal o la fitosanidad es muy importante desde el punto de vista de la seguridad alimentaria porque de por sí las plagas y enfermedades afectan los cultivos. Tienen un efecto directo sobre la productividad y, algunas veces, dependiendo de las enfermedades, incluso afectan la calidad de los productos para procesamiento. Por ejemplo, la enfermedad Chip de la Cebra, causa unos patrones no deseados en las papas fritas en hojuelas que hace que sean desechadas, lo cual afecta los ingresos de los productores.
¿Qué impacto tienen la globalización y el cambio climático en la frecuencia de plagas y enfermedades?
Los trabajos de protección y vigilancia fitosanitaria ayudan a disminuir el impacto de las plagas y enfermedades a nivel mundial. En el contexto del cambio climático y la globalización, las plagas y enfermedades han empezado a cambiar su distribución y comportamiento. Por ejemplo, en el caso de las plagas transfronterizas, al extenderse a regiones donde antes no se presentaban, van a tener un impacto muy alto en la producción. Es muy importante que todos tengamos conciencia de esto y no solamente aquellas personas que están involucradas directamente con el aspecto fitosanitario. El público en general necesita saber cuáles son los riesgos cuando se traslada material agrícola, cuando uno lleva un ramo de flores de una región a otra. Ese ramo de flores que aparentemente es inofensivo puede llevar insectos vectores y enfermedades, que luego pueden establecerse y extenderse hacia nuevas áreas. Es muy importante el trabajo de concientización para disminuir estos efectos.
¿Qué herramientas está desarrollando el CIP para ayudar con la toma de decisiones en el manejo de plagas y enfermedades?
En los últimos tiempos se ha dado gran prioridad al manejo fitosanitario en el campo por parte de las diferentes entidades a cargo de mantener la sanidad de las plantas. Actualmente estamos desarrollando y usando tecnologías que los ayuden a ser más eficientes en el control y diagnóstico de plagas y enfermedades. El CIP, por ejemplo, está trabajando en el desarrollo de aplicaciones para dispositivos móviles y software especiales para monitorear y predecir la dispersión de las plagas en los diferentes cultivos y bajo diferentes condiciones climáticas. Estas son herramientas importantes para apoyar la toma de decisiones y para ayudar a los usuarios a tomar medidas eficientes y oportunas para el control de patógenos y plagas. Es importante además mencionar que entendemos la importancia de comunicar y capacitar a los extensionistas y agricultores sobre estas nuevas tecnologías. Necesitamos ayudarlos a entender que estas herramientas pueden ayudarlos a incrementar su resiliencia y aumentar su capacidad de reaccionar y tomar acción cuando enfrentan estos desafíos con el fin de disminuir los efectos de las plagas y enfermedades.
¿De qué manera el trabajo fitosanitario que realiza el CIP beneficia al pequeño agricultor?
El CIP tiene como misión distribuir el germoplasma bajo su custodia a todos aquellos que lo necesiten al nivel mundial. El material que compartimos sea que provenga de nuestra colección (del banco de germoplasma) o de nuestros mejoradores, debe tener el estatus fitosanitario más alto, es decir estar libre de plagas y enfermedades y cumplir todos los requerimientos del país solicitante. De esta forma garantizamos su movimiento seguro y que alcance su máximo rendimiento cuando llegue al campo.
Un ejemplo es nuestro trabajo con las repatriaciones de variedades de plantas. Sea por temas sociales o por catástrofes climáticas, hay agricultores que pueden perder sus recursos genéticos. El CIP trabaja para repatriar estos recursos genéticos a las comunidades que los necesitan. El CIP retorna a sus lugares de origen variedades nativas que están en un estado fitosanitario óptimo con el fin de que esas comunidades tengan recursos genéticos listos en sus mejores condiciones para producir nuevas cosechas.