Biodiversidad y buenas prácticas de agricultura climáticamente inteligente para mejorar la resiliencia y productividad de la agricultura familiar en sistemas alimentarios andinos basados en papa.
Contexto
Se conoce como agricultura familiar campesina a la actividad productiva en tierras de cultivo con una extensión no mayor a cinco hectáreas que son atendidas por grupos pequeños de personas con parentesco sanguíneo, quienes comercializan y consumen lo que cosechan de estos campos. Dicha práctica, aplicada a la siembra, cosecha y comercialización de papa, representa el 70% de la producción interna de este tubérculo en toda América Latina.
Actualmente, el sistema agroalimentario, parte fundamental del estilo de vida de millones de personas, se ve amenazado por el cambio climático, lo cual provoca un aumento en la frecuencia de fenómenos climatológicos extremos como sequías, heladas y olas de calor; que se deriva en bajos rendimientos, la pérdida de biodiversidad, así como déficits o excesos de agua; entre otros.
Estos efectos tienen consecuencias directas sobre la seguridad alimentaria y nutricional de las familias rurales y empobrece una de sus principales fuentes de ingresos, acelerando los procesos migratorios del campo a la ciudad, sobre todo en los miembros más jóvenes de las poblaciones rurales, interrumpiendo la transmisión entre generaciones de expresiones culturales, económicas y sociales propias de dichas localidades.
Otra de las realidades es que a menudo la agricultura familiar en Latinoamérica carece de prácticas responsables con el entorno que sean sostenibles en el tiempo, lo cual deteriora progresivamente la calidad de las fuentes de agua que usa la población con fines domésticos y agrícolas, así como la fertilidad del suelo y representa una importante fuente de emisión de gases de efecto invernadero que agrava los efectos del cambio climático.
Las capacidades locales al adaptarse al cambio climático son en extremo limitadas debido al carente acceso a servicios de financieros y no financieros y de capacitación en el uso de tecnologías. Por ello, es imperativo empezar a destinar esfuerzos y recursos para promover la adaptación y mitigación de efectos del cambio climático, mejorar la productividad, afianzar la seguridad alimentaria desde la agricultura familiar y favorecer la conservación de la agrobiodiversidad
Objetivos
Este escenario se vive en las regiones de Huancavelica y Junín en Perú, de Patacamaya y Sica Sica en Bolivia, y de Chimborazo y Tungurahua de Ecuador; dos territorios donde la diversidad, producción y comercialización de papa son base de sus sistemas agroalimentarios y de la cultura local, y se encuentran en situación de vulnerabilidad.
El Centro Internacional de la Papa, junto al Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y su red de socios, se han propuesto mejorar la capacidad de los agricultores y las instituciones públicas y privadas localizados en estas regiones, para adaptarse a los efectos del cambio climático.
Esto a través del fortalecimiento de capacidades para el desarrollo, aplicación y difusión de buenas prácticas de agricultura climáticamente inteligente; es decir, con capacidad de adaptarse a los cambios extremos de clima y asegurar la productividad de los cultivos al mismo tiempo de reducir la emisión de gases de efecto invernadero, así como la integración de su producción a mercados donde sean más competitivos para elevar ingresos.
¿Cómo lo haremos?
Para la ejecución del proyecto se seleccionarán 1500 familias cuyos medios de subsistencia se basan en sistemas agroalimentarios basados en papa, y que viven en una de las localidades mencionadas. Ellas participarán en el diseño, implementación y evaluación de procesos de fortalecimiento de capacidades donde se validarán buenas prácticas agrícolas climáticamente inteligentes que consideren, a su vez, el conocimiento local y los métodos transmitidos de generación en generación.
También se trabajará de la mano con instituciones público-privadas y vinculadas con las familias agricultoras para potenciar el proceso de aplicación de las buenas prácticas, las cuales incidan en políticas y estrategias para su escalamiento e implementación en grupos similares en zonas alto andinas.
Los actores del sector privados vinculados al comercio, como industrias, procesadoras y restaurantes, tendrán además un rol particular, ya que se les asignará la responsabilidad de generar oportunidades para integrar al mercado los productos ofrecidos por los agricultores y considerando una oferta diferenciada donde se valoricen los atributos derivados y diferenciados de las prácticas de agricultura climáticamente inteligente.
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Contacto
Elisa Salas
CIP, Perú
e.salas@cgiar.org