Hace alrededor de ocho mil años, se dio inicio al proceso de domesticación de plantas cultivadas en diversas regiones del planeta. En la región andina, además de la papa, se domesticaron otras nueve raíces y tubérculos. Estos cultivos destacan por su alto contenido de fibra, antioxidantes, carotenoides, glucosinolatos, fructooligosacáridos y diferentes micronutrientes. No obstante, es el saber tradicional en torno al uso y las propiedades de estos cultivos, especialmente en lo referente a cuestiones de salud, lo que ha atraído la atención de instituciones de investigación, como el Centro Internacional de la Papa (www.cipotato.org).
La ciencia ha comenzado a validar este conocimiento ancestral, lo cual está contribuyendo a una mayor valorización de estos cultivos, generando así oportunidades de comercialización previamente inexistentes. Las raíces y tubérculos andinos representan una excelente oportunidad para mejorar la economía de los agricultores y para mejorar la salud y calidad de vida de las personas.